Opinión

IPoM de junio: un preocupante baño de realidad

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La semana pasada, la Cuenta Pública resultó pródiga en promesas de mejores condiciones de vida para la población. Sin embargo, el Informe de Política Monetaria dado a conocer ayer por el Banco Central mostró en forma clara que las condiciones económicas de corto y mediano plazo del país son las más complejas en muchos años, caracterizadas por estimaciones de inflación que aumentan en forma significativa (de 5,6% a 9,9%), y un probable escenario de recesión para el próximo año. Si bien es cierto que la estimación de crecimiento de este año subió levemente, de un rango estimado en marzo de 1%-2% a 1,5%-2,25%, esta alza se explica totalmente por un mayor crecimiento del consumo privado (sube de -0,3% a 2,1%), mientras que la estimación para la inversión cae de -3,8% a -4,8%. Dado que también se deteriora la estimación para la tasa de ahorro nacional, de 19,7% del PIB a 18,4%, aumenta el déficit de cuenta corriente estimado, de un 4,6% del PIB a un 6,6%.

Se trata de un escenario macroeconómico que parece incompatible con promesas de mayores derechos sociales, condonaciones de deuda y grandes planes de infraestructura.

En materia de inflación, si bien el IPoM reconoce que la situación externa generada por la guerra en Ucrania y el Covid en China ha tenido un impacto adverso, mantiene su estimación de que dos tercios del problema se explica por factores internos. Dentro de éstos, menciona las expansivas políticas del año pasado y la incertidumbre política, que ha depreciado el valor de nuestra moneda. Reitera entonces la necesidad de mantener la prudencia en materia de gasto, ya que, de lo contrario, el problema inflacionario se podría hacer más persistente. Una inflación que se hace más persistente lleva a que los costos para controlarla sean también más altos, ya que se pierde el ancla que proviene de la credibilidad de la política monetaria.

Las malas noticias económicas se prolongan también para 2023, con la ya mencionada estimación de caída del PIB, en que se deterioran también las estimaciones para el consumo, la inversión y el déficit en cuenta corriente. En definitiva, se trata de un escenario macroeconómico que parece incompatible con promesas de mayores derechos sociales, condonaciones de deuda y grandes planes de infraestructura. La recuperación del crecimiento económico debería ser entonces la prioridad N° 1.

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